Crónica de una visita anunciada.

A pesar de lo que pueda pensarse más que extenderme en lo infinitamente mágico del momento que compartí con Juanes, he de dejarme seducir por la necesidad de describir lo que sentí.
Fué el jueves, como casi todos sabrán, pero mi aventura por verlo en ese concierto comenzó muchos meses antes, cuando comencé a hacer toda clase de trámites y lobbies para conseguir una entrada que me permitiera compartir con él mas que un grito euforico en medio de una canción tarareada por mas de 30000 almas. Mis esfuerzos no se vieron recompensados, ha decir verdad, de la manera en la que hubiera querido, pero allí estuve, dejándole saber con cada una de mis palabras lo mucho que lo admiro y lo maravillosamente feliz que me hace solamente con saber que existo. Y es así como ésta crónica comienza y termina con un abrazo.
Eva (una mujer de la que puede pensarse que está aún mas loca que yo si de medir distancias recorridas por verlo se trata) llegó a Bogotá (ciudad en la que me place haber nacido) el martes en la tarde. En mi estómago se mezclaban todas las emociones descriptibles e indescriptibles que produce saber que se va a ver por primera vez los ojos que reflejan un alma que se conoce a través de una pequeña pantalla. Su vuelo llegaba desde España, cargado de ilusiones de lo que sería no solamente su encuentro con Juanes, sino la impaciencia de conocer ese cielo del que tanto se jactan esos ojos verdes que nos hacen supirar a ambas (o a todas si me lo permiten) pero nuestro encuentro se dio solamente hasta el día sigiente. Esa noche, sin embargo, mi embajadora oficial de eventos especiales (Carito, acabo de darte ese título) se encontró con ella y firme a su estilo y a ese carisma que nos hace adorarla, la invitó a recorrer un pedacito de ciudad para 'ponerla en ambiente'.
Que ocurrio durante ese encuentro es algo que no está reservado ni a mis oidos ni a los de el que esté leyendo esto, cosas que se dicen y personas que se conocen, supongo que fueron los aconteciemientos que siguieron a un caluroso saludo (ya les dije que Carito es un cielo).
Nuestro encuentro fue, sin mas descripciones, raro como todos los encuentros que en mi vida no son casuales...pero comenzó con el abrazo que abre mi relato. Yo viajaba en el bus que me llevaría al hotel que la hospedaba llena de una ansiedad que me rasgaba las entrañas mientras ella me esperaba en el lobbie del hotel con esa característica tranquilidad de la que solamente puedo hablar hasta días despues de vivirla en carme propia. Entré aún mas llena de curiosidad y vi sus risos clavados en la mesa de centro que apoyaba el periodico del día, se estaba enterando de los últimos sucesos del acontecer Colombiano (de los cuales ni yo misma me enteré porque no tengo ni idea de que más pasó ese día, para mi las noticias eran que juanes estaba a punto de llegar y que Eva estaba parada frente a mi). Me saludó con su enérgica sonrisa y me dio esos dos besos a los que nunca me acostumbré porque aqui somos tacaños y solo damos uno e inmediatamente me sacó de aquel hotel, ávida por recorrer esta ciudad que yo misma veo todos los días pero que descubrí ese día al verla sorprenderse con todo cuanto veía y aún más si tenía la marca Juanes retratada en mis recuerdos. Caminamos rumbo a la carrera 11 (para esos que saben en donde estoy parada), subiendo por una dificil 94 que me hizo quedar mal todo el camino. Ese día los obreros habían decidido romper calles, arreglar tuberías e inundar andenes a nuestro paso, haciendome sonreir al pensar "Eva, bienvenida a Colombia". La idea central era recorrer la candelaria, pero mientras caminabamos por la 11 esperando el consabido transporte público que nos llevara hasta el centro (y no crean que soy tacaña, pero que mejor forma de conocer una ciudad que montarse en un bus?) cuando vi ante mi esa esquina que se abre ante el parque de la 93. Si quería conocerlo pregunte y ella, con ese acento que algunas veces se me hizo dificl de entender, me dijo que si, que la noche anterior había estado con Carito pero que de noche las ciudades eran diferentes. Yo, en todo mi papel de guía turístico, le explique que todo el que quisiera rumbiar bien (sin que eso signifique barato) recorría la zona en busca del mejor sitio y obvio, ella tomo cuanta foto estuvo a su alcance, haciendome ver por primera vez a mi ciudad por medio de sus ojos. El cielo azul, la fuente del parque, los árboles que lo adornan, el cesped que se puede pisar, mi pose Bogotana ante su pedido de una foto en pleno centro del parque...y obvio, mis recuerdos de viejos encuentros con Juanes justo en ese sitio o de como en este o aquel restaurante había estado con gente, que como ella, comparte conmigo ese cariño sincero por el paisa de los ojos hermosos.
Mas de dos horas estuvimos tomandonos un café (si, un café largo), hablando de los mucho que nos emociona admiralo. Aqui me di cuenta de que siempre tuve razón y que los seres humanos nos separamos por nacionalidades por estúpidez y no por política. Esta mujer reflejaba mi alma en sus palabras, mi busqueda por alejarme del estereotipo de la fan enferma que lo persigue, por la que lo admira hasta la mas infinita demencia, una demencia que nace del alma y no de la cabeza, que se incrusta en medio del pecho y te hace sentir que sus palabras están hechas de verdad y de vida y no de esas ganas infames de quitarle dinero a tu bolsillo. Ella me contó detalles de sus multiples y recientes encuentros con el objeto de nuestra admiración y yo le conté muchas locuras que he hecho durante toda mi vida por verlo. Al final decidimos que habíamos llegado a ese día por diferentes caminos para mirarnos a los ojos sabiendo que decirle todo eso que acababa de aflorar de nuestros labios nacido desde el mas escondido rincón de nuestras almas, era todo el objetivo de seguirlo de un lado a otro para que se acostumbrara a nuestro rostro. Confesarle que sus canciones son, en muchas ocasiones, lo que nuestras palabras no alcanzan a decir, hacerle entender que no siempre las masas que lo siguen están hechas de seres insensibles que solo buscan robarle un pedazo...hay algunos que quieren retribuirle en algo, eso que él nos ha brindado durante tantos años.
Lagrimas empañaron nuestros ojos al descubrir la emoción reflejada en un rostro diferente y entendí entonces que con aquella mujer de impresionantes ojos claros, me unía un lazo indestructible construido a ambos lados del atlantico de maneras diferentes...admiramos a un hombre que nos ha hecho saber que vale la pena sufrir solamete por ver la energía que derrocha.
Cuando la imágen inequivoca de la vergüenza, nos hizo darnos cuenta de que el café estaba comenzando a llenarse por la cercanía de la hora del almuerzo, nos levantamos con prontitud...era tarde para ir al centro de la ciudad, así que en mi cabeza comenzó a maquinarse una sobrecarga Juanes de 1000 vatios. Caminamos hacia el andino encontrando a nuestro paso multiples recuerdos que vijaban en mi mente al posar mis ojos en varios lugares. Una famosa frijolada vino a mi al ver el balcón de "el portal de la antigua" famoso restaurante Bogotano en el que el señor Aristizabal y yo tuvimos la oportunidad de cenar juntos (bueno, él, yo y otras 50 personas pero nadie estaba contando), a mis ojos vinieron las escaleras que me hicieron famosa...y ese recuerdo que a pesar de la ausencia de fotografías en ese momento, atesoré como mio, muchos tienen 1000 fotografías a mi nadie me "quita lo baila'o", ahí había estado yo mirandolo a los ojos, incapaz de llevarme la cuchara a la boca, llena como estaba de emoción. Por eso tengo que darle las gracias a Eva, me hizo revivir momentos que, quizas por la costumbre, había dejado enterrardos en el baúl de mis recuerdos. Cuando la sesión fotográfica del sitio en cuestión hubo terminado, seguimos cominando hacia el andino, sitio en el que, tuvimos una tarde llena de Juanes, Ekhymosis, Rosario Tijeras y la idea fiel que aún permanece en mi mente...vivo en un paraiso lleno de mis recuerdos con Juanes.

Mañana mas cuentachistes...