In Memorium

¿Qué podría decirse de un nombre cuyos propósitos en la vida dieron origen a todo lo que en la mia existe?. Las palabras no son suficientes para encapsular la admiración y el amor profundo que siento por mi abuelo, un hombre que en su escoces de palabras podía enseñar muchísimo más que los miles de hombres sobre la faz de la tierra que encuentran en los discursos largos y vacios lo mismo que mi abuelo en sus inmaculados silencios. Era común verlo sentando en algún rincón de su casa, sumido en una burbuja de paz acompañada de un plácido sueño, pero luego, cuando el momento oportuno llegaba y había que dar una opinión cargada de la autoridad que solo confieren los años, su voz retumbaba en el vacio como un trueno. Hablaba increiblemente rápido y su tono profundo hacía sus palabras confusas y azarosas pero jamás poco importantes.


Cuando era pequeña, yo solía pensar que maravilloso debía ser, ser tan grande como mi abuelo, tener unas manos tan inmensas que pudieran envolver las de mis nietos completamente o ser tan alto y tan ancho que un abrazo parecía simular lo que podría sentirse en los brazos de un inmenso oso de felpa y traer la misma paz. A su lado jamás se era demasiado grande como para no ser tratado con amor infantil y con frases de cariño que escondieran la diferencia real entre la sabiduría de sus años y la dulce ignorancia de los mios.

¡Uh mija, eso yo tengo como 100!

Me decía recientemente cuando le preguntaba cuantos años se escondían en sus arrugas aunque el número llegaba a 80 cuando mi cabeza apenas alcanzaba la altura de su panza redonda.
Es dificil no extrañar su presencia aunque silenciosa y más dificil aún aceptar que mis ojos no volveran a ver su inmenso cuerpo cansado. Que no habrá mas "Don pedrinchis ya se va" que salgan de sus labios o "Don pedrito tiene hambre" anunciando sin exigir, la recompensa a una larga vida de trabajo. Sin embargo, en más dificil aún aceptar que algún día mis recuerdos no serán tan claros como son ahora, que su ser se irá borrando de mi mente y volverá solo en algunos momentos y que será solo ese sentimiento de feliz tranquilidad que sentía al verlo caminar lentamente hacia mi con la seguridad de que en cada paso había una nueva experiencia que vivir junto a mi abuelo.